Y un
día llega ese momento en el que te pones a pensar… Y piensas en todo lo que has
pasado estos años, en todos esos momentos que has vivido, en esos errores, en
esas lecciones, en todo lo que has aprendido…
Y
entonces, te tumbas en la cama, te pones los cascos, pones tu canción preferida
y subes el volumen… Y comienzas a darle vueltas a todo, a lo que has hecho y a
lo que no, y empiezas a reflexionar…Y empiezas con una de esas reflexiones de
la vida “¿Qué es la felicidad?”, felicidad es aquello que sientes cuando haces
lo que quieres hacer, cuando te sientes bien contigo misma y cuando estás bien
con los demás…
Y de
repente, piensas que aunque lo intentes, no eres feliz, te falta algo, no sabes
qué, pero sientes un vacío dentro, un vacío que no sabes como llenar, esa
sensación extraña de que a tu vida le falta algo…
Y
después de pasar toda la noche en vela pensando y rompiéndote la cabeza, te das
cuenta que a tu vida no le falta algo, si no alguien. Le falta esa persona que
sonría cada mañana, que te apoye y esté siempre a tu lado, esa persona que
seque tus lágrimas, esa persona a quien querer y con quien compartir todos tus
recuerdos… y esa persona que te falta eres tú, porque ya es hora de que te
quieras a ti misma, de que te aprecies, de que te demuestres lo mucho que
vales, que te mires al espejo cada mañana y sonrías. Porque aunque haya
momentos malos, todo puede llegar a superarse, porque pase lo que pase, no hay
que rendirse nunca, hay que seguir adelante.
Y
entonces, te das cuenta que llegó el momento de cambiar, de dar un giro a tu
vida, de olvidar el pasado y no pensar en el futuro, de vivir el presente, y de
vivirlo feliz.
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