En aquel lado del monte,
justo en aquel valle,
vive el amor de mi vida,
y él ni lo sabe.
No sabe que le quiero,
que me muero por besarte,
por rozar sus labios,
dulces y suaves.
allí estará,
echado en su cama,
pansando,
o viendo el tiempo pasar.
Yo pensando en su sonrisa,
en su forma de mirar,
en volver a verle,
y atreverme besarlo.
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