viernes, 17 de octubre de 2014

Quizás no me di cuenta que yo era aquella tonta, que yo era aquella idiota enamorada.
Quizás no supe ver el daño que me hacías, con cada palabra que decías,
quizás nunca me di por vencida, porque no quise darte por perdido.
Quizás y solo quizás...
Siga  siendo aquella tonta... 
La que lloraba por ti cada noche, la que soñaba despierta contigo,
la que se quedaba hasta tarde leyendo nuestras viejas conversaciones,
la que cada día, escribía un "te quiero" y lo borraba,
la que te amaba.
Pero solo es un quizás...
Un quizás entre muchos otros...

A estas alturas y todavía no he aprendido nada de la vida. Que si te regala algo, más tarde te lo quita. Todavía no me hago a la idea de que hay personas que se van para no volver. Que son algo más que un puñado de kilómetros lo que nos separan. Que por mucho que brille el sol, siempre existirán días grises. Que ya no existe la tranquilidad, que no volverá la calma. Que los corazones heridos no se curan con palabras. Que los restos de un amor, siempre permanecen en llamas. Que lo que quiso el olvido, ya no se recuerda. Pero lo que nunca se olvida, nunca deja de doler. Que son frases sin sentido, lo que aquí se puede ver. El caos que aborda mi vida, que la pone del revés.

viernes, 25 de abril de 2014


A veces, necesitamos a nuestro lado alguien que nos escuche,
que nos ayude a comprender las dificultades de la vida,
que nos enseñe a creer que todo es posible,
que se lleve la tristeza y nos devuelva alegría.
A veces necesitamos a alguien...
pero por desgracia,
nos encontramos solos.


Solo quise ser la princesa de tu historia encantada,
solo quise saber que se siente cuando se es amada.

Recurrimos a cosas que nos matan lentamente,
 para olvidar aquello que nos mata de repente.


Nunca pierdas la esperanza, porque hasta el peor día puede tener un buen final.

Puedes quemar las fotos, tirar los regalos y borrar todos sus mensajes, pero es imposible olvidar los recuerdos que aún quedan aferrados al corazón.

Quizás me falten horas para decirte al oído, 
que lo que yo quiero es un mundo contigo.
Cuando nos sentimos solos, hay alguien que siempre está ahí, 
a nuestro lado, que aunque no nos hable, nos escucha.
Quizás no entienda lo que decimos, pero si ve como nos sentimos,
porque nos ve sonreír al igual que ve caer nuestras lágrimas.
Porque algunos tenemos la suerte de tener a un gran amigo, 
a nuestro confidente y compañero en el camino de la vida.